jueves, 17 de septiembre de 2009

Amanecer en septiembre


El sol despuntaba el alba. La delicada vida volvía a nacer una vez más, aunque diferente, todo brillaba de un modo especial. Mis ojos tenían un algo que nunca habían visitado, un algo que brillaba muy dentro de mí, nacía de nuevo, nacía en tus labios, nacía en ti; un conjunto de ilusiones que daban sentido a un algo inexistente hasta ese momento.

Solamente se escuchaba una canción de pájaros, el sonido de nuestra respiración, el murmullo de un algo que llega. Allí estabamos mirando el amanecer, tú y yo, sentados junto a 'Felicidad', sonriendo pícaramente hacía el horizonte.

Tus labios se pronunciaron. Solo una palabra que me dieron una vida eterna: siempre. Siempre tú y yo.

Sueño con el amanecer del 17 de septiembre de 2005. Sueño contigo desde entonces. Y pasaran los días, el calendario cobrará vida y morirán tres días y, junto con ellos, un año más nacerá en una historia en la que el futuro es un cuento ya ensayado, en el que todo nos pertenece a nuestro camino, en el que nuestros pies dibujan lo que les apetece dibujar mañana.

Te quiero.
Siempre.