viernes, 15 de enero de 2021

Capítulo 3: suspiros

 Suspiró tras suspiro no consigues llenar tus pulmones. Algo te los cierra y te aprieta el cuerpo, como si esas lágrimas que no consigues derramar se estuvieran almacenando ahí dentro. 

Estás vacío, lo notas, pero algo te impide llenarte de todo lo que te rodea. 

viernes, 8 de enero de 2021

Capítulo 2: cuando no te reconoces a ti mismo.

 No estoy hace una temporada en mi mismo. 

Siempre fui luchador, cabezota, directo y seguro. Y ahora no me reconozco, no queda mucho de mi yo de hace unos años. 

Defendía y creía en esa forma de vida, la que más placeres me ha dado, al ser libre y no fingir ser lo que no soy. Pero me encuentro plantado ahora mismo en un mundo en el que poco queda de eso, está enterrado en algún hueco de lo más profundo de mi ser, pero no logro encontrarlo. 

Tiemblo cómo temblaba lo domingos con la idea de volver al día siguiente al colegio donde me iban a hacer la vida imposible. Es un recuerdo que había dejado atrás y que ahora vuelve de una manera aplastante a mi vida. Y me da miedo. 

No sé dónde me va a llevar todo esto, pero no me está gustando el camino por el que estoy transitando. Nervios, recuerdos que mejor olvidar, dudas, no creer en uno mismo, pensamientos continuos en todo esto. 

Estoy en una época para olvidar, como aquella del cole. Y ojalá llegue pronto el momento de empezar a olvidarla, porque no sé hasta dónde soy capaz de aguantar. Y cuando la necesidad y la estabilidad económica es el pilar fundamental para aguantar, estas en una encrucijada de la que es muy difícil escapar, más aún en tiempo de pandemias y una ciudad que agoniza. 

Empecemos por presentarnos, a ver si comienzo a ver un poco de aquella persona que me gustaba ser, incluso con el toque borde que a veces me acompañaba. 

Hola, soy Jesús y quiero volver. 

domingo, 3 de enero de 2021

Capítulo 1: la enfermedad del alma

Algunos hablan de que no existe la enfermedad del alma, que es simplemente hacer un papel y fingir para obtener atención, una baja o dar pena. 

Nadie sabe cómo siente el que tiene enfrente. Nadie puede padecer la soledad, el dolor o la alegría de otro. 

Nadie sabe cómo es mi ansiedad. 

La mente se nubla y hasta en los momentos de calma, un pedacito de ella, sigue pensando en ese agujero que crea ese malestar, esa falta total de aire. Me creía una persona bastante fuerte pero, de repente, aparece un algo que crea ante ti un abismo que es imposible de flanquear. Ese abismo se nutre de inseguridad, de esas pequeñas motas de miedos que habitan dentro de ti. Se nutren tanto de ello que llegan a ocupar una enorme parte dentro de ti mismo. Luchad, pero no escapas. 

Mi ansiedad es habitual desde hace bastante ya en mi. Y no sé cómo escapar de ella. 

Puedo ver a otros salir por la puerta y dejar todo lo que había dentro de ese espacio que abandona tras el umbral. Yo salgo y me llevo la casa conmigo, como si tuviera ruedas y estuviera atada a mi. 

Intento dormir y en el negro de la noche, reflejado en el reverso de mis párpados, aparece ella y no escapo ni en mis sueños. 

Parece una pesadilla. Pero os juro que estoy despierto y me cuesta mucho dormir. 

También os digo, escaparé de ella. 

Aquí comienza mi lucha contra ti, puta ansiedad. Y esto no sé si me servirá de algo, pero voy a desgarrarme y de sangrarme para que salgas de dentro de mi como sea.