jueves, 11 de noviembre de 2010

Entre líneas


La noche agonizaba en sus últimas horas de vida, su último instante antes del sueño, su último tango. Mi vida aun se deleitaba entre las líneas de aquel libro, envuelto en lágrimas, envuelto en caricias de tantas almas que soñaron junto y por él.

La delicadeza de sus palabras hacía que mi piel se retorciera en jirones de placer y rabia, por todo lo que no pude experimentar, por lo que me dejé olvidado en la cuneta. Siempre desee tener una historia que contar algún día y allí encontré lo que jamás llegaría a vivir. Nunca podría llegar a ser ni un simple punto en aquella historia de belleza y sentimientos. No tenía nada que contar.

La claridad del día me hizo despertar de mi dicha. La luz del amanecer me hizo ver lo que quería contar realmente aquel libro: cualquier historia merece un guionista, incluso la mía.

22 de Abril de 2008

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